'Cinco días'
Cinco días ha estado el país pendiente de la decisión del presidente del Gobierno sobre su continuidad en el cargo. Cinco días en los que, desde todos los medios de comunicación, se ha especulado con las distintas decisiones que podría tomar. Cinco días en los que se ha estado llamando la atención sobre lo irrespirable del ambiente político y el desgaste que está sufriendo nuestra democracia. Cinco días en los que se ha pedido, desde las filas más próximas al presidente del Gobierno, que se acabe con los bulos publicados que ponen en duda la honestidad de las personas. Cinco días en los que, incluso, se ha llegado a escuchar que es necesario cerrar medios de comunicación y hacer el vacío a periodistas que mienten. Cinco días en los que las feministas no han salido de su asombro.
Años llevan siendo canceladas en los medios de comunicación por decir la verdad. Por llamar la atención sobre la peligrosidad de los tratamientos experimentales recetados a menores con disforia de género. Por denunciar que las asociaciones y empresas que se lucran con los vientres de alquiler organizan congresos impunemente en nuestro país a pesar de que la Ley lo prohíbe
No es para menos. Años llevan siendo canceladas en los medios de comunicación por decir la verdad. Por llamar la atención sobre la peligrosidad de los tratamientos experimentales recetados a menores con disforia de género. Por denunciar que las asociaciones y empresas que se lucran con los vientres de alquiler organizan congresos impunemente en nuestro país a pesar de que la Ley lo prohíbe, formalmente, mientras deja que se inscriban en los consulados españoles en el extranjero mediante una instrucción del año 2010 que no se deroga. Años canceladas por decir que los hombres no pueden ser mujeres y ahora también amenazadas por una segunda ley mordaza que puede imponer multas elevadísimas por asegurar lo que la biología evidencia.
A nadie le importó que la Ley 4/2023 para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI (conocida como Ley Trans) saliera adelante por el procedimiento de urgencia sin escuchar a personas expertas y hurtando el debate a la ciudadanía. Tampoco importa que en España se estén silenciando todas las noticias relacionadas con las investigaciones llevadas a cabo en otros países que están poniendo en cuestión la peligrosidad de los tratamientos hormonales y los bloqueadores de la pubertad en menores. Debe ser que este sesgo informativo no afecta a las bases democráticas de nuestro país.
Ya casi no quedan voces críticas en los medios de comunicación contra el posmodernismo que lo está invadiendo todo. No hay espacio para quienes intentan exponer sus posturas contrarias a la ola reaccionaria que supone todo lo relacionado con la identidad de género y los postulados queer
Ya casi no quedan voces críticas en los medios de comunicación contra el posmodernismo que lo está invadiendo todo. No hay espacio para quienes intentan exponer sus posturas contrarias a la ola reaccionaria que supone todo lo relacionado con la identidad de género y los postulados queer. Las pocas profesionales feministas que contaban con colaboraciones en algunos medios de comunicación han sido ‘invitadas’ a dejar de publicar sus artículos por ‘reajustes’ varios en las redacciones. Simplemente, se ha eliminado la pluralidad de ciertos medios que estos días atrás han apostado fuerte por el presidente del Gobierno, se han desgañitado gritando que la democracia estaba en peligro por las manipulaciones de periodistas y cabeceras que dicen mentiras u ocultan la verdad. Los mismos medios que han sustituido a las periodistas feministas por firmas que aseguran, sin ruborizarse, que hay mujeres con pene.
En esa defensa está la mayor parte de la ciudadanía. También las feministas que, por otra parte, echan mucho de menos ese posicionamiento cuando sus libros son cancelados
También algunos nombres de la cultura se han subido a escenarios para defender la democracia. Claro que sí. En esa defensa está la mayor parte de la ciudadanía. También las feministas que, por otra parte, echan mucho de menos ese posicionamiento cuando sus libros son cancelados, cuando las librerías donde hay previstas presentaciones de estudios muy rigurosos realizados por profesionales de distintas disciplinas anuncian que dan marcha atrás por las presiones recibidas, cuando llega la policía para desalojar porque se ha amenazado con quemar el local que acogerá el acto. Debe ser que esto no es cultura porque nadie ha levantado la voz contra tamaño despropósito. Tampoco se ha escuchado mucho a los decanatos cuando profesoras como Juana Gallego o Silvia Carrasco han tenido que llegar a sus clases escoltadas después de sufrir escraches y recibir todo tipo de amenazas simplemente por decir que el sexo no se puede cambiar porque es inmutable.
De qué tipo de democracia, pues, estamos hablando? ¿De la democracia conveniente a los intereses de algunas élites? ¿De qué verdad de los medios de comunicación?
¿De qué tipo de democracia, pues, estamos hablando? ¿De la democracia conveniente a los intereses de algunas élites? ¿De qué verdad de los medios de comunicación? ¿De los que sólo publican lo que es del agrado de las grandes organizaciones de las que reciben subvenciones? ¿A qué periodistas hay que hacer el vacío? ¿A quienes no dicen lo que conviene en cada momento?
Necesitamos un manual para saber dónde está lo correcto, no vaya a ser que nos confundamos y digamos que el emperador va desnudo porque hemos comprobado que no lleva ropa y nos equivoquemos. Vaya a ser que veamos a una persona con barba, voz profunda, pelo en pecho y una protuberancia en el lado del pantalón en el que carga y digamos que es un hombre cuando es evidente, que para todos esos que no mienten ni manipulan, es una mujer sin lugar a dudas.