IndeGranada
César Díaz, Luis Salvador y Sebastián Pérez.
Nada de lo que últimamente ocurre en la zona "noble" de la Plaza del Carmen es casual ni causal, términos, curiosamente utilizados por el medio alcalde Pérez Ortiz, Sebastián, pero que en realidad han de ser aplicados, en toda su intensidad, a los tejemanejes que, más bien en las sombras, efectúan los populares, con la complicidad de los (C)ciudadanos y el silencio por ignorancia (incluso en las redes) de los Vo(x)ceros. Todos ellos, no lo olvidemos, en perfecta sintonía de 14 votos desde el pasado 15 de Junio. Ya apenas se esfuerzan en disimularlo. Antes, de vez en cuando, una salida de tono, alguna amenaza o algún rapapolvos infantiloide, de cuya seriedad o firmeza ya está casi todo dicho. 14 fueron, 14 son y 14 serán, no lo duden. Para desgracia de Granada.
Para que nadie pudiera sospecharlo, lo han hecho además, recurriendo al viejo truco de la "cuestión de urgencia". Cuestión de tiempos, que diría el castizo. Por esa vía se evita que nadie conozca que el asunto se va a tratar, pues no aparece en el orden del día previo, sino que se incluye por "vía de urgencia", por si alguien se traga que la decisión se ha tomado de prisa y corriendo
Muy poca gente en Granada ignora que la gestión del PP en el Ayuntamiento va a dirimirse en los juzgados. Los casos se agolpan en la memoria de las granadinas y granadinos, Emucesa, Serrallo, Nazarí, TG7, etc, provocaron detenciones y dimisiones en el seno del PP granadino, el cambio en la alcaldía y la vergüenza de una ciudad, retratada en todos los medios nacionales, como la ciudad de la corrupción. Repito, muy poca gente ignora eso. Desde luego, lo tienen bien claro los populares que mandan y gobiernan la ciudad (pese a la ostentación de cargos, los ciudadanos apenas acompañan), que ante la proximidad de los juicios, han culminado la "limpia" en la Asesoría jurídica municipal, destituyendo al letrado jefe. Casualidad o causalidad, como diría el medio alcalde popular, pero hecho y culminado está. Y para que nadie pudiera sospecharlo, lo han hecho además, recurriendo al viejo truco de la "cuestión de urgencia". Cuestión de tiempos, que diría el castizo. Por esa vía se evita que nadie conozca que el asunto se va a tratar, pues no aparece en el orden del día previo, sino que se incluye por "vía de urgencia", por si alguien se traga que la decisión se ha tomado de prisa y corriendo. Los más veteranos del lugar, recordamos que para aprobar el Plan de Movilidad (el de las infaustas Lac), que llevaba meses, incluso años, en el candelero político, también se recurrió a la vía de urgencia en la Junta de Gobierno. Otra casualidad o causalidad del señor Pérez Ortiz, hacer las cosas de tapadillo.
Pero gobernar, lo que se viene llamando gobernar, queda en manos de los concejales del PP. Y no digamos, la organización de la "fontanería" municipal, competencia exclusiva del medio alcalde Pérez Ortiz y su gente, los recursos humanos, los económicos, los urbanísticos y también los jurídicos. Será casualidad o causalidad
Y qué dicen los socios de Ciudadanos y Vox de toda esta serie de casualidades o causalidades. Pues nada. Los primeros, ya lo he mencionado, apenas acompañan en la tarea de gobernar a los populares. Ostentan, eso sí, la alcaldía e importantes responsabilidades nominales y más bien protocolarias, que bien las lucen, dicho sea en honor a la verdad. Pero gobernar, lo que se viene llamando gobernar, queda en manos de los concejales del PP. Y no digamos, la organización de la "fontanería" municipal, competencia exclusiva del medio alcalde Pérez Ortiz y su gente, los recursos humanos, los económicos, los urbanísticos y también los jurídicos. Será casualidad o causalidad.
Y los socios de Vox, pasada ya la fase de autoreivindicación ruidosa y de "explicación no pedida, acusación manifiesta" por votar lo que votaron el 15 de junio, pues se hizo la nada. Ni programa, ni decálogo, ni regeneración. Solo silencio, pero del muy cómplice, y sólo inacción, igual de cómplice. Será también casualidad o causalidad. Y así van transcurriendo los días, y las semanas y los meses y todo lo que ocurre en la Plaza del Carmen tiene el tufillo de la vuelta atrás, del regreso al pasado y de la vuelta a las tinieblas. Un insólito "deja vú", del que sólo se escapan unas mínimas y bienintencionadas iniciativas individuales. Esto último, indudablemente que será casualidad o causalidad.