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'Cálculos electorales'

Blog - Punto de fuga - Cristina Prieto - Jueves, 9 de Enero de 2025
Imagen de Rotherham
Effingham Square, Rotherham por Ian S- wikipedia
Imagen de Rotherham

Es insoportable toparse, una y otra vez, con noticias en las que comprobamos que las mujeres somos moneda de cambio para cualquier trato que, al final, siempre beneficia a los hombres. Da igual su origen, su nacionalidad, su edad, su posición social o su nivel adquisitivo. Al final, lo único que importa es satisfacer sus deseos despreciando el sufrimiento que causan en otros seres humanos, principalmente mujeres. Y esta conducta es aún peor cuando se trata de niñas o adolescentes de muy corta edad.

Entre 1997 y 2013 miles de niñas británicas entre 10 y 15 años fueron violadas, drogadas, amenazadas y torturadas por hombres de nacionalidad u origen pakistaní sin que nadie moviera un dedo por ayudarlas

Entre 1997 y 2013 miles de niñas británicas entre 10 y 15 años fueron violadas, drogadas, amenazadas y torturadas por hombres de nacionalidad u origen pakistaní sin que nadie moviera un dedo por ayudarlas. Elegían a sus víctimas por su grado de vulnerabilidad ya que la mayoría procedían de familias con problemas de violencia o drogas y muchas de ellas vivían en instituciones bajo tutela. Algunos centros educativos dieron la voz de alarma al observar cómo niñas de 11, 12 o 13 años eran recogidas al concluir sus jornadas lectivas por hombres en coches de alta gama que ellas identificaban como sus novios aunque la diferencia de edad era abismal. Tras ganarse su confianza con regalos y atenciones que nunca habían recibido, eran violadas y ofrecidas a otros hombres del entorno familiar bajo amenazas y coacciones para que esta violencia fuera silenciada.

Si el horror de los estos hechos -relatados hasta aquí de manera sucinta y omitiendo los detalles de las violaciones más brutales- ha logrado remover alguna conciencia, el análisis de la situación nos muestra la realidad de la miseria humana y el profundo desprecio hacia las mujeres

Si el horror de los estos hechos -relatados hasta aquí de manera sucinta y omitiendo los detalles de las violaciones más brutales- ha logrado remover alguna conciencia, el análisis de la situación nos muestra la realidad de la miseria humana y el profundo desprecio hacia las mujeres. Quizá alguien se sorprenda aún más cuando sepa que todos estos delitos eran perfectamente conocidos por las autoridades, que la Policía lejos de detener a los delincuentes pederastas denunció a alguna de las menores por estar ebria cuando entró en una de los domicilios donde se perpetraban las violaciones. Incluso, detuvo a algunos de sus padres o madres cuando intentaron apartar a sus hijas de esta red de indeseables.

Esta red de explotación infantil operó en decenas de ciudades del Reino Unido en las que se explotó sexualmente a entre 1.400 y 20.000 niñas (según distintas fuentes) durante más de quince años con total impunidad porque los políticos en el Gobierno en ese periodo -laboristas desde 1997 a 2010 y conservador entre 2010 y 2015- consideraron que valía la pena sacrificar a unas cuantas miles de niñas para mantenerse al frente del país. Ante la posibilidad de que fueran acusados de racistas debido a la nacionalidad u origen de los depredadores sexuales -lo que podría haber alterado a la Comunidad- decidieron mantenerse en el terreno de lo políticamente correcto y no obstaculizar la subida de las niñas al ara de los sacrificios.

Sin embargo, la decisión de ocultar lo que estaba sucediendo podría haber ido más allá. Un simple cálculo electoral. El 30% del electorado en 14 distritos está compuesto por musulmanes 

Sin embargo, la decisión de ocultar lo que estaba sucediendo podría haber ido más allá. Un simple cálculo electoral. El 30% del electorado en 14 distritos está compuesto por musulmanes según la Oficina de Estadísticas Nacionales. En 2019, el 80% de los musulmanes votó al Partido Laborista y los votantes de esta confesión religiosa representan una proporción considerable del electorado de varios cargos de primera línea. Por otra parte, en el Reino Unido hay más de 130 tribunales islámicos y 50 consejos musulmanes de la sharía que funcionan al margen de las leyes del país.

El buenismo de lo progre, la convicción de que poner límites es algo rancio, la consideración de que todo lo diferente es cultura y, por lo tanto, hay que respetarlo está llevando a pasar por alto delitos que nada tienen que ver con el respeto a la migración. Y, en este juego de la permisividad, que cada vez es más perverso, ya sabemos que las mujeres siempre somos las que más perdemos

El buenismo de lo progre, la convicción de que poner límites es algo rancio, la consideración de que todo lo diferente es cultura y, por lo tanto, hay que respetarlo está llevando a pasar por alto delitos que nada tienen que ver con el respeto a la migración. Y, en este juego de la permisividad, que cada vez es más perverso, ya sabemos que las mujeres siempre somos las que más perdemos. Estas bandas de hombres pakistaníes -y no de asiáticos como son denominados en algunos medios británicos ya que ninguna relación con ellos tienen nacionales de China o Japón – tenían muy claro su objetivo y así se lo hacían saber a sus víctimas. Todas las mujeres blancas, que no llevan velo, fuman, beben alcohol o mantienen relaciones sexuales fuera del matrimonio son unas putas y, por lo tanto, están ahí para ser violadas.  Las mujeres musulmanas, veladas, recluidas en sus hogares para cuidar de la familia, sí merecen respeto.

Grandes errores como lo políticamente correcto mal entendido, el miedo de los wokes a ser señalados como racistas o el abandono de las mujeres por parte de la izquierda ha conseguido hundir las expectativas de los partidos más progresistas en muchos países. El primer ministro británico, Keir Starmer (laborista) mantiene la intención de voto más baja desde que llegara al poder hace seis meses y el primer ministro canadiense Justin Trudeau ha anunciado su dimisión después de 10 años en el cargo en los que ha convertido a su país con las leyes identitarias en un infierno para las mujeres. En España la encuestas recogen los peores datos para Podemos y Sumar. Pueden seguir obviando la realidad pero, para las mujeres no todo vale y nuestras voces se escuchan cada vez con más fuerza.

 

 

 

 

Imagen de Cristina Prieto

Madrileña afincada en Andalucía desde 1987, primero en Almería y posteriormente en Granada donde he desarrollado mi carrera profesional como periodista. Me licencié en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, cursé mi suficiencia investigadora en la Universidad de Granada dentro del programa Estudios de la Mujer y leí mi tesis doctoral en la Universidad de Málaga.