Cuando era un niño, mis padres me recordaban que los suyos no paraban de trabajar de sol a sol y nunca tuvieron comodidades. Era una época en la que conseguir un empleo no era problema, ganar dinero con él era más complicado. Por eso, los niveles de pobreza hasta bien entrada la democracia estaban tan altos que España se consideraba un país en vías de desarrollo, igual que la mayoría de los estados africanos o latinoamericanos. Después, afortunadamente, la libertad tras la dictadura y las encarnizadas luchas obreras de los años 70 y 80 del siglo pasado trajeron consigo unas mejores condiciones salariales y laborales que fueron evolucionando hasta la crisis bancaria de 2007-2008. A partir de ese momento, las fluctuaciones han colaborado para una inestabilidad que no abandona el país por uno u otro motivo hasta el momento actual, en el que la clase obrera y media ha perdido gran parte de su fuerza, cayendo a niveles desconocidos. Esta semana se ha celebrado el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza y hemos conocido que en el año pasado más de trece millones de españoles se encontraban en riesgo de pobreza y/o exclusión social, es decir, un 27,8% de la población total, un punto más que en el año anterior y trescientas ochenta mil personas más.

Los datos aún son más escalofriantes cuando nos detenemos en la provincia granadina, porque aquí, concretamente, existen doce municipios en situación de pobreza severa

Los datos aún son más escalofriantes cuando nos detenemos en la provincia granadina, porque aquí, concretamente, existen doce municipios en situación de pobreza severa; es decir, que estas localidades han acusado un mayor paro femenino, más privación en materia social severa, un incremento de la brecha salarial entre hombres y mujeres y una creciente tasa de abandono escolar temprano.

Si hace unas semanas nos enterábamos de que Colomera encabezaba la lista de localidades más pobres de todo el territorio nacional según la Agencia Tributaria, por delante de Gualchos-Castell de Ferro, Albuñol, Fuente Vaqueros, Salar, Deifontes, Iznalloz y Montejícar, que también se distinguieron por estar entre los treinta municipios más pobres del país, ahora el 12 Informe anual sobre el estado de la pobreza incide en la situación de algunos pueblos granadinos y amplía a otros más para incluirlos entre los de mayor pobreza severa, aquellos que superan el 40% de la mediana de renta nacional: Colomera (42,7% ), Villas (42,7%), Benalúa (43,1%), Villanueva de las Torres (43,1%), Pinos Puente (43,8%), Fonelas (44,1%), Deifontes (45,6%), Iznalloz (48%), Fuente Vaqueros (48,4%), Montejícar (50,2%), Darro (51,4%) y Guadahortuna (53,3%).

Hay que reconocer que no se trata de una docena de excepciones porque la historia se reproduce cada vez más rápido en el resto de la provincia, Comunidad Autónoma e incluso el país

Podríamos centrarnos únicamente en estos lugares para distinguirlos del resto y explicar con justificaciones concretas que se encuentren a la cola económica del país; sin embargo, hay que reconocer que no se trata de una docena de excepciones porque la historia se reproduce cada vez más rápido en el resto de la provincia, Comunidad Autónoma e incluso el país.

Ya no es solo que la inflación esté por las nubes, que la luz se haya convertido en artículo de lujo, igual que la gasolina o muchos productos de primera necesidad, es que la tasa de paro en la provincia alcanza el 22% y hay una buena parte de los trabajadores que no llegan a cobrar un salario mínimo digno para poder vivir con su empleo.

...pero aún no recuperados de ello nos alcanzan las consecuencias de una guerra cercana que incluso empeorarán los datos para el próximo informe

Según los datos de este 12 Informe anual, la pobreza amenaza al 13% de la población trabajadora de Granada. Cuando la crisis económica de la primera década de este milenio empezaba a solventarse, llegó una pandemia que repercutió negativamente en el tejido empresarial de la provincia, pero aún no recuperados de ello nos alcanzan las consecuencias de una guerra cercana que incluso empeorarán los datos para el próximo informe.

Da la sensación de que nadie tiene intención de moverse de su sitio, como si temiera que hacerlo le dejara sin lo poco que atesora, pero es obvio que cada vez son más personas las afectadas por una situación económica y empresarial que nos estrangula de distintas partes. Quizás por eso, recuerdo con insistencia estos días aquel poema del alemán Martin Niemöller escrito en la primera mitad del siglo XX:

«Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,

Guardé silencio,

Ya que no era comunista.

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas

Guardé silencio,

Ya que no era socialdemócrata.

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,

No protesté,

Ya que no era sindicalista.

Cuando vinieron a llevarse a los judíos,

No protesté,

Ya que no era judío.

Cuando vinieron a buscarme,

No había nadie más que pudiera protestar».