Asfalto cañí
El alcalde y candidato a la reelección, señor Torres Hurtado, ha dado la orden de asfaltar algunas calles de Granada. En plena campaña electoral y con la cobertura de unos fondos municipales, al parecer, sabiamente administrados en tiempo y forma, esta parece ser la carta de presentación del PP granadino para intentar revalidar el apoyo popular.
Unas capillas de asfalto, al modo de unas migajas para los barrios, para que las y los granadinos entendamos cuán generoso y magnánimo es nuestro alcalde, que sólo se acuerda de nuestros barrios cuando llegan las elecciones. Pero no para soterrar el AVE en la Chana, o rehabilitar Santa Adela, o implantar, de verdad, medidas integrales contra la exclusión en la zona Norte o regenerar nuestro Albaycín. Para eso no tiene tiempo ni lugar el PP de Granada, y mucho menos dinero, enterrado en el sinsentido de los nuevos y grandes autobuses, que nos torturan nuestra vida cotidiana.
Pero para echar unas capas de asfalto en algunas de las muchas calles de nuestra ciudad, tanto tiempo olvidadas, para eso si tiene tiempo. Y esperará de la población el agradecimiento que antaño otorgaban los siervos a los señores que se mostraban magnánimos con el pueblo. Lo he visto con mis propios ojos; la calle Matilde Díaz en La Chana luce (por partes) su nueva cara recién asfaltada. El barrio del Parque Nueva Granada espera impaciente la llegada del asfalto redentor de todas las carencias.
Es la metáfora de un tiempo que se acaba, la verdadera demostración de que para algunos, la migaja sigue siendo lo auténticamente cañí.