Del asalto a los cielos a la condena al infierno
Pablo Iglesias después de habernos hecho pasar por el purgatorio, abandona su asalto a los cielos y pude condenarnos al infierno de un nuevo gobierno de Rajoy. ¿Cuánta gente se quedará en el limbo?
Leo y oigo en estos días con atención a los dirigentes de la ‘novedosa coalición’ de izquierdas, Unidos-Podemos, (al parecer mantienen el nombre y el objetivo a pesar del arranque fallido de pre-campaña en nuestra provincia con la presentación de los candidatos y de que en las listas de Granada, la aparición de miembros de la formación de Izquierda Unida no se atisba por ningún sitio).
He querido observar en Pablo Iglesias y en sus colaboradores más cercanos la adopción de posiciones más moderadas, cuyo ejemplo más palpable ha sido la del candidato a la presidencia del gobierno ante el Foro de Empresarios de Sitges. Hace un año el coletas al no ser invitado a la reunión del Círculo de Empresarios Catalanes dijo “a nosotros no nos van a llevar a esa reunión a darnos caviar y vinos muy caros para hablar con nosotros. Nos reunimos en una mesita con una botellita de agua, que puede ser del grifo, y hablamos de política. A nosotros no se nos compra, no se nos amenaza ni se nos dan instrucciones”. Entonces estaba con el asalto a los cielos.
En esta edición sí ha estado presente y ahora ha declarado que era "un honor, un placer y una obligación para cualquier candidato a la Presidencia del Gobierno, hablar en el foro de Sitges”. Este descenso a la Tierra le ha deparado un elevado protagonismo aunque las expectativas sobre la alternativa económica de Podemos más Izquierda Unida, más Compromís, más todas las demás confluencias y mareas, (que tanto me marean), han quedado bastante frustradas. Más allá de las ‘revolucionarias’ propuestas de reforma fiscal, renegociación con Bruselas o creación de un impuesto de solidaridad, que sin ir más lejos ya había presentado allí mismo Pedro Sánchez el año pasado, no ha habido ninguna propuesta que destacar.
Eso sí Pablo Iglesias, en un discurso leído apresuradamente, ha aprovechado para dibujar un panorama tranquilo, de normalidad y él mismo ha calificado a su futurible gobierno como “pragmático” declarando que conoce las limitaciones que le impone la situación española. Pero lo más simbólico de su conversión en cordero ha sido cuando ha asegurado que asume “que en política a veces hay que optar por alternativas diferentes a las que figuran en los cuadros de un despacho o las ideologías de una biblioteca”.
Viene bien que se baje del burro, quiero decir que descienda al lugar en el que vivimos los mortales y además lo necesitamos para construir una alternativa de cambio. Pero sobre todo lo necesita su formación política aunque va a ser difícil que convenza de sus posiciones supuestamente moderadas con cabezas de lista en Andalucía como Diego Cañamero, el asaltasupermercados, por Jaén, o Manuel Monereo el histórico dirigente comunista prosovietico (con la de muros que han caído), por Córdoba, además de Julio Rodríguez, que ha aprovechado su condición de militar para situarse como paracaidista en Almería.
Tiene guasa que después de habernos hecho pasar por el Purgatorio, Pablo Iglesias, el líder de la Izquierda Re-Unida que tanto añoraba su mentor y padrino julio Anguita, abandone el asalto al Cielo. Lo que pasa es que su formación morada no está ya virgen, y aparte de los pecados originales que podemos condonar por su bisoñez y aparente frescura, ahora acumula otras condenas por pecados cometidos durante estos cinco meses de bravi-legislatura, en los que han aflorado junto a los intuidos pecados de pensamiento (querer “engullir a Izquierda Unida y matar al PSOE”), otras acusaciones de pecados varios. Al 26J llega con la acusación de pecar de palabra, -la cal viva, p.e- y de obra, -guerra por los sillones-, tanto por comisión como por omisión. Esperemos que por su culpa, por su gran culpa, no nos veamos condenados al Infierno de un nuevo gobierno de Rajoy, el indolente, el “indecente”. Líbranos Señor de que los españoles no se queden en el Limbo en esta campaña electoral.