Abuela, ¿se acuerda cuando mozuela?

Blog - El ojo distraído - Jesús Toral - Viernes, 22 de Mayo de 2020
Una mujer pasea con una niña en horario permitido.
Alba Feixas @FeiGar
Una mujer pasea con una niña en horario permitido.

Es así precisamente cómo me siento, como una abuelilla medio sorda y desmemoriada a la que le tratan de ayudar a volver a la realidad a través de preguntas que apenas sabe contestar. Y el caso es que soy de los que quieren hacer las cosas bien, de los que están concienciados porque tanto mi familia como yo hemos vivido en primera persona el virus y no deseo que nadie más lo pase, pero la verdad es que esto es como jugar a la gallinita ciega, que te den veinte vueltas y te quiten de pronto el antifaz para que te parezca que tu cabeza sigue girando durante un buen rato.

Estoy seguro de que si fuera posible se montarían academias exclusivamente para explicar lo que está permitido y lo que está prohibido hacer en cada fase y probablemente algunos se forrarían con el negocio

Estoy seguro de que si fuera posible se montarían academias exclusivamente para explicar lo que está permitido y lo que está prohibido hacer en cada fase y probablemente algunos se forrarían con el negocio.

Uno piensa que lo que hay que hacer es aplicar la lógica, es decir, leerse las normas y tratar de actuar de manera que evitemos contactos personales con cualquiera que no viva con nosotros y nos movamos con cautela, pero es que hay tantas variantes que uno acaba perdiéndose.

¿Qué pasa si una familia no tiene suficientes recursos para gastarlos en tanta mascarilla: también se le multa? ¿Y cómo demuestra que no tiene recursos? ¿Qué ocurre cuando vas a un restaurante: te quitas la mascarilla para comer y la tiras aunque lleves 10 minutos con ella o la guardas en algún sitio y te arriesgas a que se llene de virus para luego volver a ponértela? Se supone que puedo ir a mi segunda vivienda siempre que esté en la provincia, pero ¿debo llevar las escrituras en el coche para demostrar que es mía?...

En teoría se puede ir de compras con los niños cuando sea necesario, pero ¿puedo desplazarme a la peluquería con mi pareja y mis dos hijos, aunque tengamos que esperar todos en la puerta? ¿Puedo aguardar en la calle con los pequeños mientras hace las compras del día? Ya está claro que los mayores de 6 años debemos llevar mascarilla si no queremos enfrentarnos a una multa de 600 euros como mínimo, pero ¿es obligatorio llevar repuesto para todos por si se rompe alguna de ellas en el camino? Dicen que todos los habitantes de una misma casa pueden ir en el mismo coche y sin mascarilla y por otro lado añaden que si no habitan juntos y se desplazan en el mismo vehículo sí que deben llevarla, ¿y si el que viaja es un niño de 2 años que no es de la familia? ¿Y si alguien ha pasado el virus pero no le han hecho las pruebas ni ha tenido seguimiento médico? ¿Cuándo puede considerarse negativo y dejar de aislarse? ¿Qué pasa si una familia no tiene suficientes recursos para gastarlos en tanta mascarilla: también se le multa? ¿Y cómo demuestra que no tiene recursos? ¿Qué ocurre cuando vas a un restaurante: te quitas la mascarilla para comer y la tiras aunque lleves 10 minutos con ella o la guardas en algún sitio y te arriesgas a que se llene de virus para luego volver a ponértela? Se supone que puedo ir a mi segunda vivienda siempre que esté en la provincia, pero ¿debo llevar las escrituras en el coche para demostrar que es mía? ¿Y si la vivienda es de un familiar que vive en el extranjero y tú te encargas de mantenerla mientras no está? ¿Puedes visitarla?

Uno trata de informarse a través de los medios, pero hay tantas cuestiones que resulta imposible responderlas a todas y si miras en internet te vuelves loco porque entre las normas durante el estado de alarma y en las sucesivas fases ya no sabe uno a cual pertenece cada una. Y si encima en tu provincia hay cambios con respecto al resto o se limitan ciertas situaciones en una misma fase, ya no sabe uno si viene, si va, si sale, si entra, si sube, si baja o si es mejor que, como los avestruces, meta la cabeza dentro de una maceta y espere a que escampe. Al fin y al cabo, en cuanto nos aprendamos toda la normativa puede ser que tengamos que pasar de fase y hacer un nuevo cursillo.

No me vale que la respuesta a todas las preguntas sea que hay que aplicar la lógica, porque cuando me encuentre a un agente de la autoridad cuadriculado se va limitar a leerme el reglamento y a ponerme la multa correspondiente sin permitirme que le cuestione

No me vale que la respuesta a todas las preguntas sea que hay que aplicar la lógica, porque cuando me encuentre a un agente de la autoridad cuadriculado se va limitar a leerme el reglamento y a ponerme la multa correspondiente sin permitirme que le cuestione. Y, sinceramente, después de ver la cantidad de personas que han experimentado una importante reducción de su nivel económico con esta crisis, autónomos con el agua al cuello, restauradores en paro, dueños de negocios que han tenido que cerrar para siempre, parados sin ningún tipo de ayuda para poder subsistir, familias en la miseria pidiendo comida… no parece muy razonable que además se les cargue a todos ellos con el temor de recibir una multa de entre 600 y los 30.000 euros.

¿Y qué me dicen de nuestros mayores? Si los adultos supuestamente pendientes de la actualidad y con una cultura mínima no somos capaces de comprender o interpretar al dedillo la cantidad de normas en vigor en cada una de las fases, ¿cómo vamos a pretender que se enteren muchos de nuestros abuelos, con diferentes patologías, problemas de memoria o escasa cultura?

¡Cuidado! Que, como ya he dicho antes, yo soy el primero que está de acuerdo con que es necesario adoptar una serie de medidas para evitar que este dichoso virus vuelva a repuntar en nuestra sociedad y también pienso que las críticas al gobierno por esta pandemia en nuestro país e incluso en los demás son baladís porque nadie vivo se ha enfrentado nunca en España, Francia, Italia o Argentina a un problema de semejantes características y por lo tanto nadie estaba preparado para combatirlo

¡Cuidado! Que, como ya he dicho antes, yo soy el primero que está de acuerdo con que es necesario adoptar una serie de medidas para evitar que este dichoso virus vuelva a repuntar en nuestra sociedad y también pienso que las críticas al gobierno por esta pandemia en nuestro país e incluso en los demás son baladís porque nadie vivo se ha enfrentado nunca en España, Francia, Italia o Argentina a un problema de semejantes características y por lo tanto nadie estaba preparado para combatirlo. Creo que es fácil contradecir cualquier medida que el gobierno establezca retrospectivamente, «después de visto todo el mundo es listo», pese a lo cual también creo que hay muchas decisiones y situaciones erradas en los últimos meses, tanto por parte del gobierno como de la oposición y los responsables políticos deberán responder ante sus electores y también frente al resto de la sociedad por ellos, pero hasta entonces creo que es fundamental remar en la misma dirección para salir de este pantanoso cenagal que nos obliga a avanzar con tanta cautela.

Dicho lo cual, siento tener que reconocer mi incapacidad para cumplir al 100% todas y cada una de las normas que se han impuesto, no por falta de interés sino por desconocimiento, sobre todo cuando la lógica a veces no ha sido el elemento primordial para establecerlas: recordemos que uno se puede ir con su pareja e hijos a tomar algo a un bar pero no puede pasear en familia, en teoría, o que los residentes en pueblos costeros pueden pasear por la playa pero no pueden tomar el sol en ella.

De manera que, como no quiero incumplir una ley que cambia de un día para otro ni tampoco tener que pagar una multa astronómica ni arriesgarme a mí, a mis hijos ni a nadie de mi entorno, creo que lo más conveniente es que todos los miembros de mi familia evitemos en lo posible salir a la calle hasta nueva fase, a ver si entonces me entero mejor de todos los detalles y recobro confianza para tener más claro que no voy a quebrantar la ley.

Imagen de Jesús Toral

Nací en Ordizia (Guipúzcoa) porque allí emigraron mis padres desde Andalucía y después de colaborar con periódicos, radios y agencias vascas, me marché a la aventura, a Madrid. Estuve vinculado a revistas de informática y economía antes de aceptar el reto de ser redactor de informativos de Telecinco Granada. Pasé por Tesis y La Odisea del voluntariado, en Canal 2 Andalucía, volví a la capital de la Alhambra para trabajar en Mira Televisión, antes de regresar a Canal Sur Televisión (Andalucía Directo, Tiene arreglo, La Mañana tiene arreglo y A Diario).