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'9.922 menstruaciones'

Blog - Punto de fuga - Cristina Prieto - Jueves, 20 de Abril de 2023
Rótulo en la fachada del Instituto de las Mujeres.
IndeGranada
Rótulo en la fachada del Instituto de las Mujeres.

El Instituto de las Mujeres, un organismo autónomo adscrito al Ministerio de Igualdad, dirigido hasta hace unos días por María Antonia Morillas –Toni Morillas, como es conocida en Andalucía donde ahora es candidata por IU a la alcaldía de Málaga- ha encargado el Estudio Educación y salud menstrual de las mujeres jóvenes en España, dirigido por la investigadora Alicia Botello Hermosa, de la Universidad de Sevilla. Su objetivo de “abordar la manera en que las jóvenes españolas se relacionan con la menstruación, y por ende, con su cuerpo sexuado”, según se especifica en su presentación. El análisis cuantitativo se llevó a cabo mediante una encuesta online a 1.069 mujeres entre 18 y 24 años. Hasta aquí, más o menos, todo correcto.

Es recomendable su lectura porque, de lo contrario, será difícil dar crédito a este artículo y lo que en él se reseña. Confieso que yo tuve mis dudas cuando las redes sociales se llenaron de comentarios

Es recomendable su lectura porque, de lo contrario, será difícil dar crédito a este artículo y lo que en él se reseña. Confieso que yo tuve mis dudas cuando las redes sociales se llenaron de comentarios. Busqué en la página web del Ministerio de Igualdad y en la del Instituto de las Mujeres y allí se encontraba el sesudo estudio. Sabemos que en Twitter y Facebook el rigor de los datos es mínimo, las exageraciones están a la orden del día, las tergiversaciones son moneda común y las noticias falsas circulan a la velocidad del rayo. Pero, en esta ocasión, las críticas de las voces feministas habían sido rigurosas, exactas y, hasta incluso comedidas en sus comentarios ante la barbaridad –por no emplear palabras más gruesas- de lo publicado.

Entre las conclusiones del estudio se asegura que “las mujeres trans sufren más tabú sobre la menstruación que el resto de mujeres”

Entre las conclusiones del estudio se asegura que “las mujeres trans sufren más tabú sobre la menstruación que el resto de mujeres”. Lo están leyendo bien y, si lo desean, pueden consultar el estudio en el enlace anterior. Y aquí no acaba la cosa. En otra parte se afirma, en la página número seis concretamente, que “las mujeres trans ven la menopausia como un problema para la mujer” y para rematar la faena, en la número siete se concluye que “existen más creencias falsas y mitos sobre la menstruación en las mujeres trans” y en la ocho que “las mujeres trans tienen un mayor conocimiento del aparato reproductor femenino”. Pero, sin duda, la guinda del estudio la pone una conclusión donde se explica que “las mujeres trans son las que tienen mayor dificultad económica en adquirir productos menstruales”. Léanse el informe, sólo tiene diez páginas y nos ha costado 9.922 euros, según queda reflejado en la Plataforma de Contratación del Sector Público. Unos mil euros por página.

¿Tenemos que creernos que estas conclusiones ayudarán a las alumnas si la confusión está servida deliberadamente y se acepta como premisa válida que las mujeres trans sienten los mismos temores que ellas?

Si no fuera tan grave lo que está ocurriendo, con reírse un rato el tema podría quedar zanjado pero, además de costarnos el dinero, la misma finalidad del trabajo queda extremadamente comprometida si atendemos a lo que refleja en sus páginas: la necesidad de que se aborde el tema de la menstruación de las mujeres en los centros educativos para eliminar el tabú sobre este proceso que estigmatiza a la niñas y adolescentes en las aulas. ¿Tenemos que creernos que estas conclusiones ayudarán a las alumnas si la confusión está servida deliberadamente y se acepta como premisa válida que las mujeres trans sienten los mismos temores que ellas? Las ‘mujeres trans’ son varones biológicos que jamás sabrán lo que es una menstruación porque no cuentan con endometrio ni óvulos. Propongo que en el siguiente estudio que se realice sobre el cáncer de próstata se pregunte por esta dolencia a los ‘hombres trans’. A ver si hay testículos suficientes y así nos reímos todas, todos y todes.

Lo que sí es un derecho humano es que las mujeres cuenten con asistencia médica si se presentan problemas, que se investigue más sobre dolencias asociadas como la endometriosis o que se asegure que niñas y mujeres contarán en cualquier lugar del planeta con las medidas higiénicas necesarias en cada uno de sus periodos

Se está yendo demasiado lejos y habrá que poner pie en pared para inocular algo de sentido común –si existe aún algún huequecito no saturado de verborrea y aspavientos- para situar la realidad en el sitio que nunca debió abandonar y decir alto y claro que sólo las mujeres pueden menstruar, que asegurar esto no es transfobia sino biología y que del mundo de los unicornios se puede salir. Y por mucho que lo diga un informe, la menstruación de más de la mitad de la población del mundo no es un “asunto de derechos humanos”, es un proceso natural que marca el inicio de una serie de ciclos reproductivos que acompañarán a las mujeres hasta la llegada de la menopausia. Lo que sí es un derecho humano es que las mujeres cuenten con asistencia médica si se presentan problemas, que se investigue más sobre dolencias asociadas como la endometriosis o que se asegure que niñas y mujeres contarán en cualquier lugar del planeta con las medidas higiénicas necesarias en cada uno de sus periodos. Y, acabemos con las sandeces.

Mejor estaría que quienes han redactado este estudio utilizaran un lenguaje no sexista y dejaran de hablar de “los ginecólogos” cuando hay miles de profesionales mujeres en esta especialidad y revisaran la ortografía del estudio donde se ha deslizado alguna falta de ortografía. Al menos, esto. Porque, nuestro dinero nos ha costado. 

 

 

 

 

 

 

 

 

Imagen de Cristina Prieto

Madrileña afincada en Andalucía desde 1987, primero en Almería y posteriormente en Granada donde he desarrollado mi carrera profesional como periodista. Me licencié en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, cursé mi suficiencia investigadora en la Universidad de Granada dentro del programa Estudios de la Mujer y leí mi tesis doctoral en la Universidad de Málaga.