'25N es (también) cosa de hombres'
Paseando el lunes por la tarde por Gran Vía me encuentro con el estupendo ‘maridaje’ entre el amarillo de los ginkgos y el violeta del Palacio Müller. Oigo una conversación entre transeúntes que especulan sobre las razones de la iluminación especial de la sede de la subdelegación del Gobierno. Uno de ellos acierta a decir que estamos en la semana en que las mujeres se dedican a la lucha contra la violencia hacia las mujeres, a lo que yo apostillo, al pasar, “y los hombres, también nosotros debemos sumarnos, y no sólo en estos días”. Me miran con cara de bicho raro.
La historia del 25N, como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las mujeres, tiene su origen en la República Dominicana. Empezó como homenaje a las hermanas, Minerva, Patria y María Teresa Mirabal. Conocidas como ‘las tres mariposas’
La historia del 25N, como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las mujeres, tiene su origen en la República Dominicana. Empezó como homenaje a las hermanas, Minerva, Patria y María Teresa Mirabal. Conocidas como ‘las tres mariposas’, provenían de una familia acomodada, habían hecho carreras universitarias, estaban casadas y tenían hijos, -eran gente de bien, que dicen algunos- pero cometieron el ‘pecado’ de ser activistas políticas contra la dictadura de Leónidas Trujillo y de luchar contra la violencia de género que se ejercía en ese régimen machista y retrógrado. Sus cuerpos destrozados fueron encontrados en el interior de un vehículo en el fondo de un barranco el 25 de noviembre de 1960; unos sicarios habían ejecutado las órdenes y simularon, torpemente, un accidente.
En la actualidad, desgraciadamente, tenemos que seguir en esta batalla porque la violencia contra las mujeres y las niñas sigue siendo una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras del mundo
En el Primer Encuentro Feminista de Latinoamérica y del Carible, celebrado en 1981 en Bogotá, se decidió que el 25 de noviembre sería el día oficial para conmemorar aquellos viles asesinatos. Posteriormente, en 1993, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, definida como “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada". Sería ya el 17 de diciembre de 1999 cuando esta jornada de reivindicación sería asumida por Naciones Unidas en la que se invitaba a los gobiernos, organizaciones internacionales y organizaciones no gubernamentales a realizar actividades para fomentar la no violencia contra la mujer el 25N.
Hombres que son conscientes del origen de esa violencia y que se comprometen en su erradicación con un cambio de mentalidad, con unas nuevas masculinidades para una nueva sociedad más igualitaria
Deben comprender, ellos y ellas, que, llegados a este punto del camino hacia la igualdad, todavía hay mucha violencia machista y que esta no es más que una de las afloraciones del problema de la desigualdad de la estructura patriarcal de nuestra sociedad y de la resistencia a soltar privilegios, por lo que aún nos queda un largo trecho, aquí en España, y en todo el planeta
Por estas razones hay que afirmar no sólo que “aún es tiempo de feminismo”, como reclaman con razón muchas mujeres, sino que quizás ahora más que nunca, es el momento de no flaquear porque no sólo queda mucha tarea por hacer, sino que además hay nubes negras, muy negras, de involucionismo amenazando en el cielo
A menudo escucho a mi alrededor comentarios sobre la superación de esos problemas de la desigualdad entre hombres y mujeres y sobre la innecesariedad del feminismo, aduciendo que ya se ha conquistado la igualdad ‘formal’ y ya ‘el tiempo’ irá poniendo a cada cual en su lugar según sus capacidades y sus méritos. Este discurso neomachista ha calado también en muchas mujeres que parecen inconscientes, o sin-conciencia de género, que deben desconocer que en todo caso estos importantes avances logrados, no se han producido de manera natural y automática, sino que son fruto de años de lucha del movimiento feminista, de miles de mujeres. Deben comprender, ellos y ellas, que, llegados a este punto del camino hacia la igualdad, todavía hay mucha violencia machista y que esta no es más que una de las afloraciones del problema de la desigualdad de la estructura patriarcal de nuestra sociedad y de la resistencia a soltar privilegios, por lo que aún nos queda un largo trecho, aquí en España, y en todo el planeta.
Con el objetivo de implicar a esos hombres conscientes y comprometidos con los objetivos del feminismo, hace ahora una década, desde el PSOE de la ciudad se lleva a cabo una iniciativa que bajo el título de: “25N Es Cosa de Hombres” busca establecer lazos entre los granadinos para luchar contra la lacra que supone la Violencia de Género"
Con el objetivo de implicar a esos hombres conscientes y comprometidos con los objetivos del feminismo, hace ahora una década, desde el PSOE de la ciudad se lleva a cabo una iniciativa que bajo el título de: “25N Es Cosa de Hombres” busca establecer lazos entre los granadinos para luchar contra la lacra que supone la Violencia de Género". Se trata de una lectura pública, que en esta ocasión se celebrará el viernes 24 por la tarde en el Cuarto Real de Santo Domingo, de textos feministas (literarios, filosóficos, pedagógicos, legales) por parte de hombres, pertenecientes a las diferentes esferas que componen la sociedad granadina. Es un acto más de los que esta semana se celebran como antesala y pre-calentamiento de la manifestación del próximo sábado, pero es un acto a la vez diferente porque pretende que los hombres nos involucremos activamente en una causa en la que toda la sociedad tiene que ser cómplice.
Se da la paradoja de que la seguridad de las mujeres frente a la violencia de género queda en muchos lugares bajo la dependencia, precisamente, de quienes niegan su existencia
Este año el 25N llega a España marcado por dos fuerzas enfrentadas. Por un lado, la llegada, tras las elecciones autonómicas y municipales de mayo, de gobiernos regionales y en muchos ayuntamientos tras los acuerdos entre la derecha y la ultraderecha, que están suponiendo un paso atrás en las conquistas sociales en el campo de la igualdad con medidas que van, desde la eliminación de las consejerías o concejalías de Igualdad, hasta el intento de negación de la violencia machista o su dilución dentro de la violencia intrafamiliar. Desde entonces se repiten vergonzosas declaraciones de responsables públicos… Se da la paradoja de que la seguridad de las mujeres frente a la violencia de género queda en muchos lugares bajo la dependencia, precisamente, de quienes niegan su existencia.
Igualmente, la investidura la semana pasada de Pedro Sánchez y el nuevo gobierno progresista supone un freno a esa involución, a un discurso que ha perdido los complejos para, sin disimulo, suprimir las políticas dirigidas a luchar contra la violencia hacia las mujeres y negar incluso su evidencia
En contraposición, la agresión sexual sufrida por Jenny Hermoso, la jugadora de la selección española de fútbol, por Luis Rubiales, expresidente de la Federación Española de Fútbol, ha supuesto un revulsivo feminista, más allá del fútbol y más allá del deporte, en torno al #SeAcabó, que se ha convertido en una derivada rojigualda y en castellano del famoso mundialmente #MeToo. Algunos (y alguna), quisieron que este incidente quedara bajo la esfera de lo privado, de un asunto particular pero las mujeres han hecho que se convierta en un hecho de relevancia social y política, en una campaña cuyo objetivo debe ser la tolerancia cero ante abusos que aún forman parte de la cotidianidad y que pretenden presentar como comportamientos naturales lo que en realidad son manifestaciones propias del machismo y del patriarcado en el que se sustenta.