Los trabajadores del metro de Granada han criticado el "deficiente servicio" del metropolitano, para cuya mejora han pedido a la Junta de Andalucía, como administración responsable de la gestión de esta infraestructura, que tome medidas.

Así lo ha indicado a Europa Press el representante del Sindicato Ferroviario en Andalucía, José Aroca, quien ha explicado que este malestar generalizado entre la plantilla es un "sentimiento" que lleva gestándose desde "hace tiempo", si bien no se ha hecho público hasta la fecha para no "alarmar a la ciudadanía".

José Aroca ha hecho estas declaraciones, en nombre del sindicato que preside el comité de empresa del metro de Granada, al hilo de una carta en la que se pone de manifiesto el "profundo descontento" de los trabajadores con la gestión del metropolitano.

"Se les debería caer la cara de vergüenza de que, en fechas como ésta, sólo tengamos operativas nueve de las 15 unidades y que, con el aumento constante de pasajeros, ustedes no hagan un mayor refuerzo para la reparación de dichas unidades", señala la carta, que ha sido remitida por un trabajador a la Agencia de Obra Pública de la Junta de Andalucía con motivo de la festividad de Reyes Magos.

El documento, consultado por Europa Press, resalta que es necesario que se explique a la ciudadanía granadina "que no es posible aumentar la frecuencia" por la "incompetencia a la hora de adquirir los repuestos necesarios para la reparación de los trenes" y que "la velocidad comercial a la que tanto recurren" es la actual "porque los sistemas no permiten más".

La asamblea de trabajadores del metro de Granada votó el 14 de noviembre a favor de continuar las negociaciones con la empresa adjudicataria del servicio, Avanza, y no convocar nuevas jornadas de huelga, tras los paros que llevaron a cabo el pasado mes de septiembre para reclamar mejoras.

Este próximo jueves a las 9,00 horas, en las puertas de los juzgados de la Caleta, en Granada capital, el Sindicato Ferroviario ha convocado una concentración por el despido a una trabajadora del metro, en lo que consideran un acto de "represión" de la empresa.